Los videojuegos ya no son cosa de niños

Los videojuegos ya no son cosa de niños. Esta afirmación puede sorprender a algunos, pero los datos lo confirman. Según un estudio realizado por la Asociación Española de Videojuegos (AEVI), el perfil del jugador español es el de una persona de 35 años, que juega tanto en consola como en PC y móvil, y que dedica una media de 17 horas al mes a esta actividad. Además, el 47% de los jugadores son mujeres, lo que rompe el estereotipo de que los videojuegos son solo para hombres.

¿Qué ha cambiado para que los videojuegos hayan dejado de ser un entretenimiento infantil y se hayan convertido en una forma de ocio para todas las edades y géneros? Hay varios factores que explican esta evolución, pero quizás el más importante sea la diversidad de la oferta. Hoy en día, existen videojuegos para todos los gustos y necesidades, desde los más casuales y sencillos, hasta los más complejos y exigentes, pasando por los educativos, los sociales, los deportivos, los narrativos, los artísticos y muchos más. Cada jugador puede encontrar el videojuego que mejor se adapte a sus preferencias e intereses, y disfrutarlo en el momento y el lugar que quiera, gracias a la accesibilidad de las plataformas digitales.

Otro factor que ha contribuido a que los videojuegos hayan madurado como medio es la calidad de los mismos. Los avances tecnológicos han permitido crear obras maestras que combinan gráficos impresionantes, sonidos envolventes, historias apasionantes y mecánicas innovadoras. Algunos videojuegos han alcanzado el nivel de las mejores producciones cinematográficas o literarias, y han sido reconocidos con premios y críticas positivas. Los videojuegos son una forma de arte y de cultura, que expresan ideas, emociones y valores, y que invitan a la reflexión y al debate.

Por último, pero no por ello menos importante, los videojuegos son una fuente de beneficios para sus usuarios. Numerosos estudios han demostrado que jugar a videojuegos mejora las capacidades cognitivas, como la memoria, la atención, la percepción o el razonamiento. También favorece las habilidades sociales, como la comunicación, la cooperación o la empatía. Además, jugar a videojuegos puede tener efectos positivos sobre el estado de ánimo, al reducir el estrés, aumentar la autoestima o generar satisfacción.

En definitiva, los videojuegos ya no son cosa de niños. Son una forma de ocio inteligente, diversa y beneficiosa, que merece ser valorada y respetada por todos. Los videojuegos son para todos.