TODOS LOS SANTOS

Tradiciones ancestrales en la Región de Murcia para el Día de Todos los Santos: cómo honrar a los difuntos que ‘vuelven’ a casa

La Región de Murcia conserva antiguas costumbres relacionadas con el Día de Todos los Santos, como preparar sábanas limpias para que las ánimas puedan descansar o hacer palomitas de maíz y castañas asadas.
Sábanas limpias para que los difuntos descansen y apariciones, tradiciones murcianas en el Día de Todos los Santos
Sábanas limpias para que los difuntos descansen y apariciones, tradiciones murcianas en el Día de Todos los Santos

El Día de Todos los Santos es una fecha muy especial en la Región de Murcia, donde se mantienen vivas algunas tradiciones que se remontan a siglos atrás. Estas tradiciones tienen como objetivo rendir homenaje a los seres queridos que ya no están entre nosotros, pero que se cree que regresan a sus hogares ese día.

Una de las costumbres más curiosas y singulares es la de limpiar una habitación de la casa y colocar sábanas limpias en las camas "para que las ánimas puedan descansar", según explica el cronista oficial de Murcia, Antonio Botías. Esta práctica se sigue realizando en algunos pueblos de la huerta murciana, donde se transmite de padres a hijos.

Según Botías, "el supuesto retorno de los difuntos, en algún caso, obedecía a un objetivo más concreto que descansar". El cronista cuenta que "la aparición tenía como objeto revelar a hijos o nietos dónde estaban escondidos los ahorros, o intentar transmitirles que debían hacer algo que el muerto dejó pendiente en vida".

Botías lamenta que "éste es sólo un pequeño detalle de la rica y espléndida tradición que rodea estos días que se avecinan y que muchos arrinconan, por el empuje del consumismo, para disfrazar a sus hijos de brujas y vampiros emulando el Halloween americano".

Otra tradición muy arraigada en la Región de Murcia es la de celebrar la Noche de Todos los Santos con una merienda especial, compuesta por palomitas de maíz -llamadas en la huerta tostones-, castañas asadas, boniatos y dulces típicos como los huesos de santo, el arrope o el calabazate. Estos alimentos se consumen en familia o con amigos, mientras se cuentan historias y leyendas relacionadas con los difuntos.

La Noche de Todos los Santos también era una ocasión propicia para encontrarse con las ánimas benditas vagando por las veredas y carriles de la huerta, caminos que compartían con las campanas de auroros, sólo iluminadas por el remoto farol, adornadas por el aroma a naranjas y limones frescos. De hecho, advierte Botías, "era la noche donde más temor despertaban las ánimas que, durante el resto del año, también se 'utilizaban' para otros menesteres más mundanos. Por ejemplo, para encargarles que nos despierten a una hora determinada".

En la ciudad de Murcia, hay un lugar donde se puede apreciar la devoción por las ánimas benditas. Se trata del retablo que se encuentra en la parroquia de San Bartolomé, desde finales del siglo XVIII, y que reza: "A las Ánimas Benditas no te pese hacer bien, que Dios sabe si mañana serás ánima también".