Tras la pandemia, se ha incrementado el consumo de drogas. El hachís y la cocaína son las más consumidas tras el tabaco, que es una droga legal. Ese aumento del consumo ha provocado un incremento de las enfermedades cardiovasculares en los jóvenes de la Región, como infartos e ictus. Y esas enfermedades tienen aún más riesgo si los jóvenes fuman y esnifan cocaína.
En la última década se estima que han aumentado en torno a un 15% los infartos en los menores de 45 años, en su mayoría varones en nuestra Región por el consumo de drogas legales e ilegales.
Los síntomas pueden empezar al poco de consumir la droga, pero también se ven a largo plazo. Daños irreversibles en muchos casos o incluso la muerte en personas que antes del consumo de estas sustancias eran jóvenes y sanas.
