Greenpeace ha sobrevolado el Mar Menor para documentar "la mancha blanca presente" en la laguna salada, que ha calificado como "uno de los problemas ambientales más graves de la Región". Ha advertido a las administraciones regionales y centrales del "riesgo de catástrofe ecológica" si "no paran inmediatamente los vertidos".
"Los aguaceros de las DANA que estamos viendo hoy, y que continuarán previsiblemente durante el otoño, elevan el riesgo de catástrofe ecológica, ya que aumentan el flujo de aguas contaminadas a la laguna".
Desde Greenpeace han atribuido la "mancha blanca" a "una proliferación de algas y microorganismos, dado el aluvión de nutrientes, como nitratos y fosfatos, que provienen de la agricultura y ganadería intensiva e industrial en la zona", y han insistido en que este "fenómeno" representa "una amenaza significativa para la biodiversidad y la salud ecológica de esta área única".
"Estas aguas cargadas de nitratos producen el crecimiento descontrolado de las algas que acaban consumiendo el oxígeno del Mar Menor y lo abocan al colapso ecológico, como ya sucedió en 2019 y 2021, cuando se produjo una mortalidad masiva de peces", ha sostenido la entidad.
A este respecto, ha afirmado que "la eutrofización" se debe al "aporte de nutrientes inorgánicos, nitrógeno y fósforo que produce la proliferación de organismos fitoplanctónicos y plantas macrófitas, el descenso del oxígeno disuelto, la pérdida de calidad del agua y la aparición de toxinas producidas por algunos tipos de algas".
Greenpeace asegura que todo ello es producto del "flujo continuo desde hace décadas de aguas superficiales y subterráneas, cargadas de contaminantes, provenientes del regadío intensivo del Campo de Cartagena, así como de los purines de la ganadería intensiva".
Estas aguas, según ha sostenido la ONG, "no harán más que agravar la ya delicada situación ecológica del Mar Menor y se podrían producir de nuevo mortandades masivas de las especies que lo habitan".