Discurso íntegro de Fernando López Miras en su toma de posesión

Pronunciado desde la Iglesia desacralizada de San Esteban frente a una amplia delegación de representantes de la política, la sociedad y los agentes sociales de la Región de Murcia
Fernando López Miras
Fernando López Miras, durante la toma de posesión

Estos históricos muros que hoy nos acogen y que cuentan con cuatro siglos y medio de historia han sido testigos de no pocos acontecimientos que reposan en los anales de nuestra Región. Unos fueron terribles, como las recurrentes riadas que tantas almas se cobraron, las epidemias o la triste retahíla de guerras y enfrentamientos. Otros, en cambio, resultan dignos del recuerdo. Y han sido más numerosos. Desde las invenciones del autogiro y el submarino o la increíble tradición arquitectónica, artística y literaria, hasta la modélica confección de nuestro Estatuto de Autonomía.

Hitos protagonizados por hombres y mujeres de la talla de Cascales, Saavedra Fajardo, Floridablanca, De la Cierva, Isaac Peral, María Cegarra, Gonzalo Sobejano, Carmen Conde y tantos otros. Todos ellos compartían con quienes levantaron este histórico edificio, el antiguo y primer colegio jesuita español, un convencimiento común: el orgullo de pertenecer a la Región de Murcia y su entrega absoluta para que esta tierra ocupara el lugar que le corresponde en el mundo. Y esa pasión inquebrantable por la tierra que los vio nacer, sin duda, fue el empuje que les permitió lograr tan grandes cosas.

Hoy, cuando esta nueva legislatura comienza, quiero evocar con orgullo ese sentimiento de pertenencia y arraigo porque es el que me mueve cada día para hacer mejor a la Región de Murcia: la mejor tierra del mundo, como ya advirtiera el poeta Frutos Baeza allá por 1899 en el histórico ‘Diario de Murcia’; porque estoy convencido de que todo Gobierno que se precie debe asentar su proyecto en la defensa a ultranza del lugar que representa. Sólo así ese proyecto podrá ser tan sólido como las rocas que componen estas paredes. Ese principio irrenunciable, que ya les adelanto que iluminará esta legislatura, tiene una lógica e indispensable obligación: luchar sin descanso por mejorar la vida de los ciudadanos de la Región de Murcia.

Venimos de una larga travesía desde las últimas elecciones. Es cierto que no ha sido un camino fácil. Buscar el interés general nunca es una tarea sencilla, pero hoy no se escribe el último capítulo. Hoy todos escribimos el primero. En el encabezamiento de esa página en blanco de la legislatura que ya hemos empezado a escribir figura en mayúscula la palabra acuerdo. Dos formaciones políticas hemos sabido entender que los intereses partidistas debían amoldarse a una causa mayor, la Región de Murcia y su gobernabilidad. El diálogo ha hecho posible la investidura y la formación del Gobierno, y quiero volver a agradecer a Vox su responsabilidad porque llegar hasta aquí no ha sido fácil, pero ha prevalecido la cordura frente al oportunismo político.

Y hay algo que tengo muy claro: el millón y medio de personas que habita esta Región sólo aguardan una cosa: que comencemos a trabajar cuanto antes. Lo demás es perder el tiempo. Que nadie se engañe. Para la ciudadanía, para aquellos que se ganan la vida cada día desde bien temprano hasta que el sol cae, lo más importante y urgente es que nos pongamos en marcha de inmediato, que juntos construyamos progreso y futuro, que juntos, insisto, hagamos de la Región un lugar mejor donde vivir. Eso se nos demanda y exige. ¿Y qué es lo que debemos hacer? No es difícil saberlo. Basta con acudir a cualquier mercado, a cualquier tienda o bar, a cualquier fábrica, taller o plantación. Y allí, más que hablar, escuchar con atención, conocer las auténticas inquietudes y preocupaciones de quienes bregan de sol a sol por sostener a sus familias porque hoy en día, en este país de ataques a su unidad, de precios disparados e inasumibles para cualquier economía familiar, la voz de la calle es más potente y clara que nunca.

Y yo, si no tuviera claro cuál es el camino a seguir y la meta, no estaría ante ustedes. Siempre he tenido clara una cosa: el político está para servir a la sociedad. De lo contrario, y con justicia, su gestión está abocada al fracaso. Por ello debo y debemos actuar. Y hacerlo pegado a la calle, atento a las necesidades sociales, sin distancias ni filtros. Urge trabajar para mejorar la atención sanitaria, para que aquellos que enferman tengan la certeza de que serán atendidos con rapidez y profesionalidad.

El presidente de la Región haciendo su entrada en la iglesia de San Esteban
El presidente de la Región haciendo su entrada en la iglesia de San Esteban

Urge trabajar para que la educación sea realmente la herramienta de la igualdad, bajando las tasas de abandono escolar, ampliando la gratuidad educativa de 0 a 3 años, con una moderna y avanzada red de centro educativos. Urge trabajar para los más vulnerables, aquellos que necesitan el apoyo del sistema público como los mayores, las personas con discapacidad, aquellos que carecen de recursos para disponer de lo básico.

Urge trabajar por impulsar el mercado laboral y que nuestros jóvenes encuentren aquí, en la Región, las oportunidades que hagan viables sus proyectos de vida. Urge trabajar para apoyar a los autónomos, atraer inversiones, fortalecer nuestro tejido productivo, seguir abriendo nuevos mercados a nuestras exportaciones.

Urge trabajar para mejorar nuestra red de infraestructuras, hacer realidad el Corredor Mediterráneo. Por garantizar el Trasvase Tajo-Segura e impulsar un Pacto Nacional del Agua. Urge trabajar para que la ciencia y la investigación sigan siendo pilares del desarrollo social con sus avances y progresos. Urge trabajar por nuestro Mar Menor, por su protección como la de todos los espacios naturales de nuestra tierra. La preservación del Medio Ambiente no tiene espera.
Trabajar, trabajar y trabajar, de día y de noche, sin tregua. Y créanme si les digo por mucho que pueda parecer ardua la tarea, que, para mí, es todo un privilegio entregar ese esfuerzo para hacer más Región de Murcia. No me mueve otro aliciente, ni más alto objetivo persigo que el proyecto común de la Región de Murcia como un lugar de prosperidad y futuro para todos; para conseguir estas metas apelaré al entendimiento, buscaré el consenso social y el acuerdo político en la Asamblea Regional, o donde sea necesario.

Como no renunciaré a reclamar y exigir lo que en justicia nos corresponde como una justa financiación autonómica, la mejora de las infraestructuras, y el agua de la que depende nuestro futuro. No me han elegido para otra cosa. Lo que les digo no es una declaración de intenciones, son propósitos en los que seré inflexible en su consecución.

Un presidente tiene que constituir un Gobierno para afrontar esta labor y contaré con personas comprometidas, cualificadas, con el aval de la experiencia y la suma del conocimiento. En mi equipo no cabe nadie que no esté dispuesto a sacrificarlo todo por trabajar todos los días del año con sus noches y vigilias en beneficio de la Región. Y todo ese equipo seguirá tendiendo la mano a quien sea necesario, desde el respeto, el diálogo y el consenso, para alcanzar acuerdos con todos los agentes sociales.

El presidente jura su cargo
El presidente jura su cargo

No me cabe duda alguna de que la Región debe seguir creciendo, cumpliendo objetivos sociales y económicos y que debe ocupar el lugar que le corresponde en España. No es una afirmación baladí. No tenemos que mendigar a nadie aquello que la Constitución nos otorga, no bajaremos la cabeza ante quienes intentan negarnos lo que en ley nos corresponde. No somos, por supuesto, superiores a ninguna comunidad autónoma; pero tampoco permitiré que nadie se atreva a ningunearnos.

Y creo que para acometer esta empresa solo puedo aportar experiencia de Gobierno, esfuerzo, dedicación plena, eficacia, diálogo, seriedad, realismo, libertad y el respaldo de una amplia mayoría de murcianos. Por eso, les propongo seguir avanzando en el diálogo social, en impulsar el acceso a la vivienda, en proteger el patrimonio natural, en velar por la tranquilidad de nuestros mayores tantas veces apartados, en alcanzar más pactos sociales, en ayudar a quienes más lo necesitan, en proteger a las mujeres maltratadas que solo desean vivir en libertad, en mitigar los efectos de la crisis económica en las pequeñas empresas y entre los autónomos.
A nadie engaño. Mucho trabajo nos aguarda. Y sólo podremos afrontarlo con éxito si unimos esfuerzos y alcanzamos amplios acuerdos. Sólidos acuerdos. Mi mano, como siempre, está y seguirá tendida. Eso implica, por encima de cualquier opinión política, conformar un proyecto dinamizador, buscando siempre mayorías, aunando esfuerzos, avanzando y construyendo. De algo estoy convencido, y no es la primera vez que lo advierto: cuando uno tiene la suerte de conocer a los ciudadanos de la Región, de alcanzar con ellos acuerdos, de trazar juntos una hoja de ruta, sabe que sólo hay una posibilidad al final, y esa es el éxito. Nuestra meta es lograr que la gente viva mejor; es conseguir que la gente viva en una Región de Murcia mejor.

Durante la última legislatura he tenido el privilegio de recorrer, palmo a palmo, la Región de Murcia. Eso me ha permitido reafirmarme en la idea de que atesoramos una hermosa tierra, con un gran potencial económico que resulta evidente en sus punteras industrias, sus campos y su mar, su hostelería, sus servicios educativos, sanitarios y de emergencias, su funcionariado y tantos y tantos sectores que son un orgullo para todos.

Pero hay algo aún más importante, aún por encima de oficios, ocupaciones o cargos. En este tiempo he disfrutado del mayor capital que posee nuestra Región: sus gentes. Gentes luchadoras, orgullosas de su tierra, a menudo inconformistas, en tantas ocasiones valientes frente la adversidad, solidarias con quienes llegan a estas latitudes, firmes ante la injusticia… De ellas he aprendido que la mejor escuela para un político es la calle. Estar a pie de calle. Tener siempre los pies en el suelo, masticar realidad, palpar qué importa de verdad a los ciudadanos.

De lo contrario, un político sería solo eso: alguien que se dedica a la política. Y, con ser muy alta empresa, perdería su legitimidad, pues no sabría qué ni cómo ni cuándo gestionar el mandato de la ciudadanía. Palpar la calle. Solo así es posible escuchar cuáles son las auténticas necesidades de las personas que habitan cada uno de los municipios. Tampoco es tan difícil conocerlas. Esas necesidades son evidentes y, en gran medida, están muy relacionadas con la libertad. La libertad de elegir para los hijos la educación que los padres deseen; o de emprender un negocio sin padecer interminables trámites burocráticos. La libertad económica que implica no pagar tantos impuestos, sólo los necesarios. Por ejemplo, la de dejar en herencia aquello que tanto costó conseguir sin el miedo de que los herederos afronten injustas cargas impositivas.

Ser libres para elegir siempre simplemente con el límite del respeto a los demás. Libertad y protección de los derechos teniendo como base la igualdad. Estas son las cosas que realmente preocupan a los ciudadanos. Estas son las necesidades que nos obligan a actuar sin demora. Tengan por seguro que mi Gobierno lo hará. Si no estuviera convencido de ello, no me presentaría hoy ante ustedes.
Este es el programa y el proyecto de mi Gobierno. Primero, trabajar por el bienestar de todos los murcianos y segundo, trabajar por mejorar lo logrado. No me mueve otra cosa, ni otra cosa persigo; pero yo solo no puedo hacerlo. Necesito que todos arrimemos el hombro. Sin distinción política, religiosa o social. Solo así alcanzaremos lo que siempre he soñado para la Región de Murcia: que ocupe el lugar que se merece, el que se ha ganado a pulso desde hace generaciones.
La Región de Murcia es un proyecto común, que nos debe unir a todos y mi mano está tendida para quieran sumarse a esta apasionante tarea. Y estoy seguro de que nadie la rechazará. Nadie que ame esta tierra lo haría.

Muchas gracias.