11 de septiembre de 2022. Una fecha que ya es histórica. Desde entonces, los murcianos pueden presumir de que el mejor tenista del mundo es uno de ellos. Carlos Alcaraz hizo historia, ganando su primer US Open, el primer Grand Slam de su carrera deportiva y proclamándose nuevo número uno del tenis mundial. Tres pájaros de un tiro, con tan solo 19 años.
Carlos ganó siendo él mismo. "El tenista más completo de la historia del tenis", comentaba Alex Corretja en la retransmisión de Eurosport, atónito ante las variantes tenísticas del murciano. Alcaraz jugó firme en el fondo, atacó, subió a la red y sacó como un cañón. Pero no fue un partido ni mucho menos sencillo. Todo lo que había pasado esta semana pesó mucho. La primera gran final, el número uno, todo eso hizo que la cabeza de Carlos hoy estuviera más espesa de lo normal.
El primer set sirvió para poner las fichas en el tablero. Ambos tenistas apenas cometieron errores, presentaron su arsenal y todo el tenis que tenían para desplegar a lo largo del partido. Pocos errores y un solitario break que valía un set. Por pequeños detalles, el murciano consiguió llevárselo de su lado.
Bien saben los aficionados al tenis que un partido a 5 sets da muchas vueltas. El segundo set pareció un partido diferente al primero. Toda la solidez y la consistencia de Alcaraz en el primer set se esfumaron rápidamente con un Ruud que, lejos de venirse abajo, golpeó con confianza. Cuando llegó el break para el noruego, Alcaraz no supo gestionar sus emociones, visiblemente enfadado y frustrado, fuera del partido, dejando en bandeja de plata la segunda manga al tenista de Oslo.
El descanso entre sets sentó de maravilla al tenista de El Palmar. Alcaraz salió a la pista sorprendiendo a Ruud con un break que lo situaba en 2-0. Pero Carlos jugaba contra Ruud y contra sí mismo. En el tenis, todos los puntos valen lo mismo, pero no todos tienen el mismo valor. El noruego consiguió hacerse con los intercambios más largos, inyectándole moral y metiéndole de lleno en el partido tras un inicio dubitativo. Su juego no encontraba grietas y Alcaraz tenía que apretar al máximo, desplegando un tenis valiente con innumerables subidas a la red. Desde entonces, una igualdad que conducía el set al tie break, el territorio donde la cabeza y el corazón valen tanto como el talento. Y el murciano va sobrado de todo ello. Salió como hay que salir, y arroyó a Casper Ruud en el desempate, que parecía un tenista diferente al que había sido durante el set.
No es Casper Ruud un jugador que se vaya mentalmente de los partidos. Es una roca que demostró durante todo el encuentro por qué optaba a ser el número uno del mundo. Cuando el partido entraba en el territorio de las grandes batallas y el reloj superaba las 3 horas de juego, ambos desplegaban su mejor tenis. Y a igualdad de condiciones, normalmente se impone el mejor. Carlos olió la sangre y aprovechó un breve momento de bajón del noruego para golpear y conseguir el break que a la postre valdría una victoria.
Carlos Alcaraz recibió de manos de John McEnroe su trofeo, a miles de kilómetros de su Murcia natal, que se mantuvo en vilo apoyando a su tenista. Obtiene así el cetro del tenis mundial, el más joven de la historia en conseguirlo. Y todo esto con la sensación de que esto no ha hecho más que empezar.
