El murcianismo estaba sediento. De goles y de victorias. El estado de felicidad y de ilusión se ha instalado en la afición grana, con un partido apasionante lleno de goles y penaltis, una tragicomedia loca en su desarrollo y hasta sus momentos finales, con giros de guión y final feliz.
Uno de esos tiempos de descuento que hacía tiempo que no se vivían en el Enrique Roca (recordamos aquel gol de Chrisantus) dio la victoria al Real Murcia. Pobres de aquellos aficionados que abandonaron las gradas minutos antes del pitido final, evitando un atasco que de buena gana hubieran preferido sufrir si hubieran sabido el destino del encuentro.
Tenía que ser Miku, el centro de las críticas en las últimas semanas, gris en los primeros partidos de la temporada. Fruto de ello perdió la titularidad y salió en el minuto 83. Si algo tiene el delantero es gol, y lo demostró rematando a la red el pase de Loren que hacía estallar en júbilo a los casi 10.000 espectadores. Por no hablar de Pedro León. Todo equipo necesita un 'jugador franquicia', y el Murcia lo ha encontrado en el muleño. La vuelta del hijo pródigo era una apuesta que podía salir para cualquier lado, pero el que otrora defendiera el escudo del Real Madrid demuestra cada jornada que se lo toma muy en serio y que jamás vendría al club de su vida si no fuese para aportar. Y vaya si lo está haciendo. No solo ha anotado un hat-trick, con dos penaltis transformados. Es el faro del equipo y las jugadas de peligro suelen venir de sus botas.
El encuentro comenzaba con mucho ritmo y sin dueño, hasta que en el minuto 15 el Logroñés silenciaba el Enrique Roca con un tanto de Santi Samanes. Un silencio que pronto se convirtió en un run run que no presagiaba nada bueno. Un bendito penalti, transformado por Pedro León, daba oxígeno y llenaba de moral a los de Mario Simón. En este caso se hizo justicia, pues los granas estaban pujando más y no merecían ir perdiendo.
Lo peor llegaría después. Una doble amarilla de Javi Rueda dejaba al cuadro pimentonero con 10 jugadores en el minuto 38. Con más de medio partido por delante y el empate en el marcador, ni los más optimistas podían imaginar el resultado final del encuentro. El fútbol es así de raro, y muchas veces los equipos juegan mejor con 10 que con 11 (seguro que has escuchado esta manida frase más de una vez), y en esta ocasión se cumplió.
Tras el descanso, otro penalti a favor del Real Murcia que igualaba las tornas y la tarjeta roja a Jero Larios convertía el partido en un 10 contra 10. De nuevo Pedro León volvía a anotar desde los 11 metros y adelantaba a los granas. Todo de cara. Con la merma en ambas escuadras y la llegada de los cambios, el ritmo descendió. El partido se durmió y el Murcia aún más. Tenía el balón pero perdió la concentración. El Logroñés lo aprovechó para empatar en el 78 con un centro lateral rematado firmemente por Ribeiro.
A partir de ahí, la locura. Buscaba la heróica el Real, deseoso de dar una primera victoria a su hinchada. A partir del 92, la magia. Miku, que parecía maldito, un delantero que jugó varios años en primera división, dio la victoria a los murcianistas. Pedro León puso la guinda, se llevó el balón a casa y dejó un resultado de 4-2 que no refleja con justicia lo ocurrido en la cancha.
La ficha
Real Murcia: 24. Joao Costa, 3. Alberto López, 6. Alberto González, 7. Santi Jara (2. Mario Sánchez 73´), 9. Carrasco (19. Loren Burón 73´), 14. Pedro León, 15. Julio Gracia, 17. Dani Vega (16. Miku 82´), 21. Iñigo Piña, 22. Javi Rueda, 23. Galindo (20. Aguza 82´).
SD Logroñes: 1. Jero, 4. César Caneda (14. Julen Monreal 79´), 5. Imanol Sarriegi (11. Madrazo 46´), 7. Santiago Samanes (21. Thierno 63´), 9. Iker Unzueta, 10. Diego Esteban, 15. Víctor Ruiz, 16. Borja Martínez, 18. Manny Alexander, 20. Elosegui (8. Alain Ribeiro 63´), 23. Francisco José Sota (13. Azón 54´).
Goles: 0-1, Samanes (13´); 1-1, Pedro León (33´); 2-1, Pedro León (56´); 2-2, Ribeiro (78´); 3-2, Miku (90´); 4-2, Pedro León (94´).
Público: 9.965 espectadores.
