Fútbol 1RFEF

Mucho Nástic para el Real Murcia (3-2)

El equipo de Mario Simón cae en Tarragona y es cuarto en la clasificación
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El Real Murcia se llevó un baño de fútbol en su visita a Tarragona. Tras adelantarse en el marcador en un destello de Dani Vega, el equipo no supo mantenerse firme y el Nástic, con urgencia de ganar por sus malos resultados, le pasó por encima rápidamente. Hay futbolistas, pero falta consistencia. Es un equipo imprevisible capaz de lo mejor y de lo peor. Tiene mucho trabajo por delante Mario Simón, que no termina de dar con la tecla y que volvió a revolucionar la alineación, con numerosos cambios una vez más. 

El conjunto catalán comenzó el partido siendo el dueño del balón, con alguna intentona tímida del Real Murcia. Con un juego más directo de contragolpe golpearon primero los granas, con una jugada preciosa de Dani Vega, que encaró con una bicicleta al defensor tarraconense y con la zurda la ajustó al palo largo, poniendo el 0-1. 

Lejos de venirse abajo, el equipo dirigido por Raúl Agné se rehízo, y consiguió el empate pocos minutos después con un disparo desde la frontal de Guillermo que calmó los ánimos de la afición presente en el Nou Estadi, que protestaba por el bajo rendimiento de su equipo hasta este partido. 

Las piernas empezaron a temblarles a los jugadores murcianistas, que no jugaban con seguridad y no tenían certeza de lo que querían hacer con el balón. Las ocasiones llegaban en todo momento por parte del Nástic y el segundo estaba cantado. Llegábamos al descanso con un resultado de 1-1 pero con un equipo local que había merecido más.

Al salir del vestuario, el jarro de agua fría. El Murcia era un flan en defensa y Pablo Fernández lo aprovechaba, clavando un disparo cruzado que ponía el 2-1. Los granas se vinieron abajo y, minutos después, totalmente desconectados, permitieron un disparo del lateral local, Joan Oriol, que se convertía en el 3-1 y que podía haberse evitado. 

A Mario Simón solo le quedaba mover el banquillo e introdujo a futbolistas de corte ofensivo como Miku y Pablo Ganet. El Murcia mejoraba pero no lo suficiente, con más coraje que fútbol. Las ocasiones llegaban pero no de forma clara y sin mucho peligro. El 4-1 no llegó de milagro, tras un contraataque que salvó Joao Costa en el mano a mano contra Lupu. 

En el descuento llegó el tanto de Arnau Ortiz que dio alguna oportunidad al Real, pero no sonó la flauta. El Real Murcia queda cuarto en la tabla clasificatoria, en puestos de playoff, pero las sensaciones no son las mejores. El equipo recibe demasiados goles y es demasiado irregular. Toca trabajar.