El Real Murcia tuvo una tarde aciaga en el Estadi Johan Cruyff de Barcelona. El filial culé fue superior en todo momento al equipo dirigido por Mario Simón, exhibiendo un nivel futbolístico que les confirma como uno de los grandes aspirantes al ascenso.
El encuentro comenzó con un golpe de los de Rafa Márquez al mentón del conjunto grana, con un contrataque fulminante en el que Roberto Fernández ejecutó y daba ventaja en el marcador a los culés desde el primer minuto de partido (1-0). Al Real le costó reaccionar. Estaba incómodo, no conseguía crear peligro y sus posesiones no fluían como deberían. Podría decirse que los de Mario Simón tuvieron suerte de solo irse al descanso con una desventaja de un tanto.
La segunda mitad comenzó de otra manera, con un Real Murcia mucho más ordenado y al que le salían las cosas. La sensación era de que habían cambiado las tornas. Pero tras la reacción del equipo murciano llegó un error inusual que condenó definitivamente al conjunto grana. Serna, el guardameta murciano, regaló un balón a Álvaro Sanz, que no perdonó y sentenció el encuentro. Tras ello, un conato de reacción, con más corazón que cabeza, que no sirvió para rascar ningún punto.
