El FC Cartagena sufrió para lograr un punto en su visita al Heliodoro Rodríguez López (0-0), tras un complejo encuentro ante el Tenerife, uno de los históricos de la categoría, que está teniendo un irregular arranque de campaña.
El Efesé enmendó así parcialmente su tropezón en casa del pasado fin de semana y se mantiene, a falta de que este jueves se complete la décima jornada, entre los cuatro primeros y sigue una jornada más entre los equipos que disputarían el play off de ascenso a Primera División. Lo del equipo de Luis Carrión, una vez llegado al primer cuarto de competición, ya parece más que una mera ilusión. ¿Quién se acuerda ya de Rubén Castro? Ahí sigue el delantero, una semanita más, colista con su Málaga y abultados emolumentos -suponemos que- en el banco.
La expedición albinegra aterrizó en Tenerife Sur sabiendo que la visita ni era de cortesía ni era para una jornada de sol y playa. El equipo tinerfeño, tras nueve jornadas en tierra de nadie tras sólo ganar dos partidos pese a tener una plantilla plagada de ilustres peloteros, pisaba el césped muy necesitado de una victoria.
Y lo demostró desde que Alejandro Quintero González dio el pitido inicial. Hasta 17 veces probó el combinado local el tiro a puerta, una vez cada cinco minutos, aunque ayudó la poca inspiración y menor puntería que demostraron los albiazules, que sólo atinaron en tres ocasiones entre palos. En esas tres, y en alguna aproximación peligrosa más, surgió la imponente figura de Aarón Escandell, que sigue en modo 'empleado del mes' y se multiplicó para impedir la sonrisa de los atacantes chicharreros.
Al otro lado de la pradera vivía algo más tranquilo el otro guardameta, el local Juan Soriano, quien aun así se llevó un par de sustos de los que quitan el sueño. Sadiku a buen seguro le provocó una pesadilla con un peligrosísimo intento al que respondió con un tremendo paradón, y, ya cuando se acercaba el final del partido, el árbitro ejerció de salvador al anular (se diría que con justicia) un gol de testarazo del argentino Musto.
Todo ello después de una primera parte más bien igualada, con un Efesé que mantiene su apuesta por el toque y posesión y un Tenerife más interesado en robar y poner a volar a sus hombres más venenosos. En la segunda los locales apretaron aún más el acelerador y exigió más a la sólida defensa albinegra que achicó bien las vías de agua que iban surgiendo, de tal forma que el triple pitido final fue más un alivio que otra cosa, sobre todo después de que Mo Dauda mandara un rechace al palo en el 65.
Este buen Efesé, este quizá inesperado Efesé, sigue bien. El equipo olvida el 'petardazo' del Leganés con un punto valioso que le permite mirar a muchos equipos por el retrovisor mientras sueña, una semana más, con el olimpo del fútbol. Lo que tienen, se lo han ganado por derecho.
