POEMARIO

Reeditan 'Jaguar puro inmarchito', de Carmen Conde

La obra se publicó por primera vez en 1963, tras el viaje que Carmen Conde y Antonio Oliver realizaron en ese año a Centroamérica 
El libro y el fragmento de rama del cedro donados al Museo (Foto: Felipe G. Pagán)
El libro y el fragmento de rama del cedro donados al Museo (Foto: Felipe G. Pagán)

'Jaguar puro inmarchito', de Carmen Conde, cuenta desde este martes con una nueva edición de Ediciones Torremozas, al cuidado de Fran Garcerá, quien es el autor de la introducción y las notas.

Esta obra se publicó por primera vez en 1963, tras el viaje que Carmen Conde y Antonio Oliver realizaron en ese año a Centroamérica invitados por Nicaragua para que Oliver pronunciase diversas conferencias con motivo de los días grandes anuales de Rubén Darío, del cual fue uno de los grandes especialistas. Este libro es el testimonio de la honda impresión que aquel paisaje americano y sus gentes causaron en Carmen Conde. Hasta el punto que, como afirma Garcerá en su introducción poéticamente "Carmen Conde ruge y arde en sus pulsos roncos la memoria de aquella tierra. Y su jaguar late en nuestra sangre, para siempre".

En palabras del concejal de Cultura, Nacho Jáudenes, durante la presentación, "es uno de sus mejores poemarios, por ello lo queremos poner en valor y así darle la importancia que tanto la vida como la obra de Carmen Conde merecen".

En este mismo acto, Jáudenes ha anunciado que el Patronato Carmen Conde-Antonio Oliver suma a los fondos de su Museo un fragmento de una de las ramas del famoso cedro casi centenario que Vicente Aleixandre plantó en su casa de Velintonia de Madrid. Este hogar fue conocido como la casa de la poesía durante los años de posguerra, puesto que allí acudieron muchos de los jóvenes poetas para conseguir el magisterio de Vicente Aleixandre y en el segundo piso residió Carmen Conde, un lugar donde tuvieron lugar interesantes reuniones y tertulias poéticas.

En algún momento, la escritora guardó un fragmento de una de las ramas más grandes de este cedro y, el 20 de septiembre de 1986, se lo regaló a Luzmaría Jiménez Faro y al marido de esta, Antonio Porpetta, con la siguiente dedicatoria: "Luzmaría y Antonio, soy del cedro que yo quise, Carmen". Ahora, un fragmento de aquella casa, de su cedro y de la historia literaria, a través de la donación realizada por Marta y Paloma Porpetta Jiménez, reposa en la ciudad de Cartagena.