Existen númerosos hitos en la historia de la humanidad que han logrado cambiar por completo el curso de los acontecimientos y del mismísimo progreso. El descubrimiento del fuego, la invención de la rueda, el sufragio femenino, etc. Y dentro de todos ellos hay uno que brilla con luz propia: Internet. No en vano, ¿quién se imagina hoy una sociedad sin semejante autopista de la información y el conocimiento? En esta ocasión, hemos decidido afinar un poco más. Centrándonos en uno de los paladines de la red de redes: el correo electrónico. Abordamos sus orígenes y su valor como paradigma del progreso y la comunicación.
Correo electrónico: contexto histórico y primeros pasos
Hay conceptos que tenemos tan interiorizados que parecen llevar desde siempre con nosotros. Y uno de ellos es el correo electrónico. No obstante, su invención resulta bastante reciente. El email (sistema de transmisión de mensajes o archivos de un terminal a otro a través de redes informáticas) fue uno de los primeros servicios de los que se dotó Internet y actualmente es uno de los más usados. En 2022, se enviaron y recibieron cerca de 330.000 millones de correos electrónicos diarios en todo el mundo. Muchos de ellos basados en un cómodo sistema HTML de plantilla de correo electrónico que convierte a dicha tarea en algo casi tan automático como respirar.
Si atendemos a los registros de IBM, el primer mensaje de correo electrónico fue enviado desde un IBM 7090 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts allá por el año 1962. Efectivamente, antes incluso del surgimiento y posterior auge de Internet. Aunque, eso sí, estaban limitados a usuarios de un mismo ordenador. Por todo ello, tenemos que remontarnos a 1971 y al impulso de Ray Tomlinson. No en vano, logró, gracias al protocolo experimental CYPNET, enviar mensajes entre distintos ordenadores conectados al sistema ARPANET. A partir de ahí, y sobre todo tras la creación de Microsoft Mail y Hotmail, su crecimiento y progresión ha sido espectacular.
Importancia del email
El correo electrónico se erige en la actualidad, de la mano del símbolo arroba de cada email, como uno de los vehículos de comunicación más utilizados del mundo. Y sí, puede que las redes sociales le hayan comido terreno. No obstante, su uso tanto a nivel doméstico como laboral o estudiantil sigue siendo vital para comunicarnos. Tal es su grado de integración en nuestra sociedad, que no existen muchos servicios en los que para acceder no se nos pida un correo electrónico. Incluso para crear una cuenta de email suelen pedir otra de respaldo y seguridad.
En definitiva, y no puede haber mejor conclusión para finalizar este texto, el correo electrónico ha supuesto un verdadero hito en la comunicación entre personas que no tiene, ni entiende de, parangón alguno. Permitiéndonos enviar ficheros electrónicos de múltiples formatos a usuarios de Internet presentes en todo el mundo. Destacando, por otro lado, su aportación como mecanismo social y un valor documental que ha logrado incluso desplazar en muchos casos al mismísimo papel. Y sí, ¡tienes un email!